jueves, 15 de mayo de 2014

DEPENDIENTAS



Dependientas - Jergal


El jergal es el distinto uso que se hace de la lengua da lugar a diferentes registros. Es función de la formación sociocultural, de los hábitos lingüísticos y de la situación, en síntesis, es el modo de expresarse según circunstancias. Se caracteriza por imaginación creadora y escaso vocabulario. Se alternan sufijos deformadores del vocabulario  con prefijos innecesarios, aveces se complementa con términos de grupos marginales. Todos los términos utilizados en cada jerga se conocen como "jergalismos o argotismos"


El relato siguiente, DEPENDIENTAS, pretende aproximarse al registro narrativo





¡Coleguis, lo flipo! Cada día igual. Estaba jarto, de verdad  hasta el tarro  - jipiaba  a la peña  - mazo de titis, pibonas  y chonis - esbaba petao.  

Esperaban a que el pavo abriera el tinglao cuando le salía de las mismísimas... 

Los pringaos también hacían cola -estaban a la guay. Soltaban la guita si mojaban o pillaban. Se  piraban en el  buga. Las titis gritaban ¡A no columpiarse!

El jefe era un pipa - el Toño. Les daba la brasa, iba de sobrao., amenazaba con dar dos yoyas a las tías y gritaba:

 ¡A ver si os lo curráis y no por la patilla, que no deja un duro! 

¡Parecéis monjas! 

¡Los precios están reventaos!









Las titis no estaban por la labor. Menos servicios.

Un pijin, quiso  ahuecar al viejo. El viejo pilló tal cabreo que quiso vacilar con el pollito. Colocó a otro, le untó para montar un falso mogollón.

El yogurín se mosqueó, hizo la pelota a las pibas, mojó gratis. 



La titi  lo tenía chungo y  lió un gran picifostio.



Los superchulos se rayaron. El  jefe se piró,  la titi ya hacía cola. El yogurín abríó al dia siguiente.

Por las mañanas jipiaba lo mismo.  Las tías con la misma jeta, el valentón es nuevo.

¡Qué mogollón  de gente pa´ entrar al Corte!




Javier Aragüés (Mayo  2014)












lunes, 12 de mayo de 2014

REINSERCIÓN (Relato autobiográfico) Libro 2

"Javier estuvo afectado por una grave enfermedad. Las cirugías practicadas provocaron reiterados ingresos y  postoperatorios complicados. Durante estas largas convalecencias hospitalarias tuvo tiempo y necesidad de reflexionar"


Tras una grave enfermedad, Javier trataba de recuperar las funciones básicas afectadas por su enfermedad. Habían alterado la movilidad y la capacidad cognitiva; para él, era prioritario 
recuperarlas. Se encontraba incapaz de desenvolverse con autonomía y tenía que someterse a terapia. Las lesiones físicas y cerebrales sufridas, impedían una reincorporación rápida y tenía que enfrentarse a etapas severas de tratamiento. Durante el proceso e recuperación aparecieron complicaciones, la 
mejoría era lenta y el alcance del restablecimiento funcional se hacía difícil evaluar lo.

Le dominaban los malos recuerdos de las sucesivas intervenciones quirúrgicas a las que se había sometido y le surgían los peores pensamientos respecto a una posible recuperación. Las alteraciones de funciones orgánicas elementales, eran evidentes y habían golpeado su integridad. Lo más fácil era dejarse arrastrar hasta un estado de ánimo que indujera pena. Anímicamente era una situación que propiciaba adoptar un comportamiento de autocompasión. Sabía que si lo hacía, podría retroalimentar el sentimiento de lástima que iría de la mano de una falta de voluntad creciente y desembocaría en un estado lejos de la recuperación.

Ante este cúmulo de dificultades, le dominaba la aflicción.  Su estado de ánimo oscilaba, entre el malestar físico, junto a la incapacidad mental y el abatimiento. No podía moverse ni ejecutar las tareas más elementales: comer, asearse o vestirse solo; tampoco podía leer, ni escribir. Era incapaz  de mantener el pulso para escribir su nombre, o un número. El descontrol en la motricidad y la ausencia de coordinación en sus acciones, hacía que su escritura no fuera firme, parecía la de un niño cuando comienza su aprendizaje en la escuela. Cuando tenía que escribir un dígito, daba la orden al cerebro, que reconocía el número, pero el impulso que le devolvía su órgano central solo le permitía reproducir un garabato. Su grafismo era tembloroso e ilegible, apenas era capaz de retener o memorizar. Todas estas evidencias le hacían sentirse incapaz para desarrollar una vida con autonomía.   





Realizaba ejercicios terapéuticos, muy sencillos para cualquier persona normal, pero él necesitaba la presencia de un adulto. La mayoría de las acciones consistían en estimular la movilidad y el intelecto. Le frustraban sus limitaciones y tener la necesidad de la presencia de un cuidador. Su estado de ánimo se resumía en un sumidero emocional y de voluntades cuyo caudal era imposible contener.


Su motilidad estaba afectada y tenía que utilizar silla de ruedas. Para asistir a las sesiones de rehabilitación trasladaban a Javier en transporte sanitario. Le recogían cada día en su domicilio. Durante bastantes días su mente estaba fuera de control, confundía lo vivido en el pasado, o simplemente no lo recordaba. 

Al intentar vencer las limitaciones se producía un rechazo y alteraba la conducta emocional, que en muchas ocasiones se concretaba en la desesperación y se resolvía con el llanto. Solo le obsesionaba reincorporarse a la vida en las mismas condiciones que antes de estar enfermo o, al menos, poder presentarse ante los demás con un mínimo de dignidad.


Durante muchas noches, sufría pesadillas. Le obsesionaba encontrar algo que le permitiera resolverlo todo y abandonar el estado de dolor y ausencia de la realidad. A veces deliraba y sentía que le sometían a una terapia transformadora, casi milagrosa. Se veía en el anfiteatro de un aula, repleto de doctores en medicina, psicología y psiquiatría, y en la corona del aforo, un cinturón de personas vestidas de blanco, que en sus placas identificativas, aparecían los nombres de terapeutas y fisioterapeutas. Protegido entre tantos especialistas, algunos  gritaban: "¡Hay que pautar lo evidente!" En seguida, el grito se convertía en un clamor.

Durante las noches aparecían episodios de fiebre muy alta y llegaba a pensar que existía un remedio, una terapia desconocida. Incluso escuchaba el nombre en boca de los especialistas. Le parecía entender que decían: “¡Triada Recuperativa!”. Aunque en su delirio reconocía que no se habían realizado ensayos médicos, ni había superado los controles pertinentes, parecía que provocaba gran admiración entre los profesionales. La mayoría de ellos defendía su aplicación y concretaban la nueva fórmula. En lo más profundo de sus desvaríos repetía las recomendaciones de médicos y terapeutas: "La recuperación se producirá si te comportas como un verdadero ser humano y actúas con integridad, autonomía y dignidad". 

A pesar de las dificultades, para recomponer las funciones deterioradas o restablecer las perdidas, tenía que concentrarse en los ejercicios y realizar con atención las tareas habituales. Debía ser constante y no olvidar las cualidades que harían posible la recuperación. Javier  las repetía hasta memorizarlas: "Integridad, autonomía y dignidad" y estaba  dispuesto a soportar la soledad. También reconocía que su colaboración como enfermo y su voluntad para reinsertarse eran elementos claves.

Pasados los días más graves, cuando había remitido la fiebre, Javier reconocía la importancia que había tenido mantener unos referentes a lo largo del proceso de rehabilitación. Era consciente de lo duro que había sido, del cansancio y dolor soportados y de haber superado la tentación de abandonar. No olvidaba a sus seres más próximos, su presencia había sido indispensable. Cuando comenzaba a  restablecerse, recordaba al resto de los profesionales que habían hecho posible su recuperación.



EPÍLOGO

Las lesiones cerebrales derivadas de una enfermedad como la hidrocefalia, a veces obligan a una, o varias intervenciones quirúrgicas y provocan alteraciones en algunas de las funciones  vitales. 
Suelen ser frecuentes las alteraciones de la marcha, las cognitivas y la incontinencia de esfínteres. El periodo de rehabilitación exige tratamientos de fisioterapia y terapia cognitiva para recuperar, total o parcialmente, el funcionamiento y devolver al enfermo a la situación previa al trastorno.
El enfermo consiguió el objetivo en gran parte, recuperándose del desequilibrio que le habían producido las alteraciones orgánicas. 
La finalización del proceso culminó con la a reinserción, aunque se arrastraron algunas carencias que no le impidieron realizar una vida digna. 

Javier Aragüés (mayo de 2014)










Hospital de Sant Pau y la Santa Creu




AGRADECIMIENTOS

Dr. Joaquín López Contreras, Dr. Ignasi Eudald Catalá, Dr. Carles Asensi Cortés
Dra. Josefina Pérez Blanco, Dra. Cerezuela Jordán, Dra. Chico Ballesteros.
Helena Renom, Irene Pedrosa, Yolanda Calle del Campo.
A toda las personas afectadas que han acudido a los Servicios de Fisioterapia y
Terapia Ocupacional durante mi rehabilitación.

Al Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.

A todo el personal sanitario
que por su dedicación y profesionalidad,
son un ejemplo de la Medicina Pública.

De manera muy especial, a mi esposa, Enriqueta, a mi hija Mónica y a su pareja, Robert; 
que me han acompañado y
han hecho de este episodio una experiencia vital.



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