Arista Crítica es un blog que publica temas artísticos y literarios con ilustraciones de pinturas, fotografías,temas musicales y/o, fragmentos con referencias a otros autores. Si se conoce la autoría, se explicitará. En el caso de no aparecer, se solicita al autor, autores, que informen al blog para retirarlas. En caso contrario se consideraran colaboraciones. Los usuarios están advertidos y conformes con la política de cookies según La Ley española. http://politicadecookies.com/index.php
lunes, 16 de diciembre de 2013
domingo, 15 de diciembre de 2013
UN "DÉJÀ VU" (Relato autobiográfico) ***
En febrero de 2009, se iniciaron una cadena de
disfunciones. Comenzaron con un bloqueo
cardíaco de tercer grado que se
produjo, de forma inesperada, cuando estábamos en Platja d´Aro.
Desde
1998, íbamos, a pasar los fines de semana. Era un
sábado más, pero mientras desayunábamos me sobrevino el bloqueo. Era un episodio grave. Apenas tenía pulsaciones y perdí el conocimiento.
Debido a la urgencia, me trasladaron en helicóptero al Hospital Trueta
de Girona y allí me estabilizaron. Al darme el alta al día
siguiente domingo, se reproduce el bloqueo de tercer grado, por lo que el equipo médico
decidió implantarme marcapasos y soy intervenido. Desde entonces lo llevo incorporado a la
altura del hombro derecho y forma parte de mí. Santiago Carrillo que también era portador de uno y
con el que coincidí en septiembre de ese mismo año en el Balneario de Caldas de
Malavella, me dijo desdramatizando, con la ironía y la sorna que le caracterizaban:
"Muchacho lo que llevamos es un seguro de
vida", sin obviar la gravedad
Desde comienzos del 2009 se sucedieron alteraciones en
mi salud provocadas, fundamentalmente, por padecer hidrocefalia normotensiva de
adulto (HCA)(*).
(*)La hidrocefalia “normotensiva” o hidrocefalia crónica
de adulto (HCA) es una enfermedad poco conocida que se manifiesta en sus
formas completas por un cuadro de demencia progresiva, alteraciones de la
marcha, incontinencia de esfínteres y una dilatación variable del sistema
ventricular craneal. Para paliar en parte la enfermedad, hay que recurrir a la
derivación del líquido cefalorraquídeo (LCR), que hace mejorar, en un
porcentaje relativamente bajo y un índice elevado de complicaciones. Pero existen opiniones de otros equipos médicos que las mejoras que
superan el 80%, si se aplica un protocolo estricto de diagnóstico y
se elige la válvula adecuada en base a las características hidrodinámicas del
sistema derivativo.
En mi caso, la enfermedad dio lugar a una serie de
intervenciones quirúrgicas. Dos en 2010, en la primera, me instalaron una válvula para la derivación del líquido cefalorraquídeo y en una segunda intervención, me la reinstalaron, debido a su mal funcionamiento por desprendimiento de catéter. Estas
intervenciones las realizó un neurocirujano, el Dr. Clavel en el Hospital
Quirón de Barcelona.
En febrero de 2009, se iniciaron una cadena de disfunciones. Comenzaron con un bloqueo
cardíaco de tercer grado que se produjo, de forma inesperada, cuando estábamos en Platja d´Aro.
"Muchacho lo que llevamos es un seguro de vida", sin obviar la gravedad
(*)La hidrocefalia “normotensiva” o hidrocefalia crónica de adulto (HCA) es una enfermedad poco conocida que se manifiesta en sus formas completas por un cuadro de demencia progresiva, alteraciones de la marcha, incontinencia de esfínteres y una dilatación variable del sistema ventricular craneal. Para paliar en parte la enfermedad, hay que recurrir a la derivación del líquido cefalorraquídeo (LCR), que hace mejorar, en un porcentaje relativamente bajo y un índice elevado de complicaciones. Pero existen opiniones de otros equipos médicos que las mejoras que superan el 80%, si se aplica un protocolo estricto de diagnóstico y se elige la válvula adecuada en base a las características hidrodinámicas del sistema derivativo.
En 2011, ingresé en el Hospital Valle
Hebrón con sintomatología de mal funcionamiento valvular, acompañado de un
cuadro de deterioro progresivo, nutricional, hormonal,..., que según el Jefe de
Servicio de Neurología, Dr. Sauquillo, más parecía al de un enfermo oncológico
que el debido al de una (HCA). Las navidades de 2011, las pasé ingresado y temían
por mi vida.
En 2012, y tras las experiencias, mi
familia optó por localizar un internista acreditado, el Dr. López Contreras,
Jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Sant Pau de
Barcelona. Se encargaba de coordinar a los distintos especialistas que me
atendían y prescribir la pruebas a las que fui sometido. Ese mismo año padecí un episodio de fiebre de origen desconocido (FOD), que me obligó a estar ingresado durante 15 días para observación y control de la fiebre.
Fue un periodo de pruebas e incertidumbre con
franca mejoría del cuadro de deterioro con el que abandoné el Hospital del Valle
Hebrón. En ese verano de 2012, tuve que ingresar con
síntomas claros de (HCA). Me realizaron una tercera operación por
malfuncionamiento valvular y me retiraron la válvula implantada en el
2010. Con esa intervención, me mantuve
asintomático hasta julio de 2013, cuando me volvieron a aparecer los conocidos
síntomas y me diagnosticaron obstrucción valvular por una bacteria de
reproducción lenta, que formaba colonias. Se acantonaban en las zonas próximas a
los ventrículos cerebrales, lo que hacía difícil, tanto su localización como el
poder ser identificadas.
Me sometieron a una nueva intervención
para el recambio de la válvula. A los dos días de darme el alta sufrí una caída en mi
domicilio que provocó un derrame intracraneal. Ingresé de nuevo y me intervinieron nuevamente. Externalizaron la válvula y a los quince días volvieron a
insertar una nueva.
Después de las dos operaciones de 2013
recibí el alta hospitalaria el 24 de septiembre. Desde entonces acudí a
terapia ocupacional y fisioterapia en el Hospital de Sant Pau con el
objetivo de recuperación de las lesiones cerebrales producidas.
Al final de ese año la cadena de disfunciones se detuvo, daba un respiro, aunque era falso. En 2014 me operaron de columna, por escoliosis y en 2016 me extirparon un tumor cancerígeno de colón.
Al final de ese año la cadena de disfunciones se detuvo, daba un respiro, aunque era falso. En 2014 me operaron de columna, por escoliosis y en 2016 me extirparon un tumor cancerígeno de colón.
Las enfermedades que padecía, sin obviar su gravedad, no me
alarmaban tanto como la necesidad de estar convaleciente e ingresado durante
largos periodos de tiempo. Me alarmaban las alteraciones que se producían al desarrollarse la enfermedad principal y obligaban a largos estancias y posterior recuperación, la mejoría se hacía esperar. Aislado del mundo, me asediaba la duda de si lograría recuperarme. Aunque no me sorprendía estar enfermo, me inquietaba revivir episodios conocidos. Esto último era lo que me paralizaba ante una nueva
recaída o ingreso. Tenía gran dificultad para verbalizarlo, lo rechazaba y perdía objetividad. Lo terrible era el miedo a revivirlo, me atenazaba.
No sabía si se ajustaba el
término, no encontraba otro, y siempre lo recordaré como un Déjà vu.
Javier Aragüés (diciembre 2013)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)