No pretendo condicionar las
opiniones que hay formadas frente o a favor
del independentismo catalán y del procés pero este libro, EN
EL HURACÁN CATALÁN, la autora y periodista Sandrine
Morel, corresponsal de LE
MONDE en España. ofrece otra visión de unos hechos que han sido y son
portada de los medios de comunicación antes y después, del referéndum del 1 de
Octubre.
La corresponsal, con un lenguaje
periodístico, expone de una manera crítica e incisiva las estrategias de
manipulación y movilización que han utilizado "ambas partes" y los
hechos políticos y económicos que han determinado el procés; todo
ello según su punto de vista.
Según mi opinión no es una visión más, a pesar de que no es un análisis
aséptico.
Me ha parecido especialmente ilustrativo el Capítulo 10: La independencia, ese cajón de sastre, que forma parte del libro: En
el huracán catalán: Una mirada privilegiada al laberinto del procés, de la
autora Sandrine Morel y traducido por Lara Cortés Hernández.
Javier Aragüés(julio 2018)
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La independencia, ese cajón de sastre. (Sandrine Morel) (*)
" ¿Independencia para hacer qué? Esta pregunta que he formulado de mil maneras diferentes, no tiene respuesta. En el movimiento independentista catalán no hay grandes exigencias concretas. Sí está la de administrar los impuestos recaudados en esta comunidad autónoma. Pero ¿para hacer qué? ¿Para qué proyecto? Los tres partido independentistas no consiguen ponerse de acuerdo en este punto, lo cual explica que no exista un debate sobre la independencia: rompería la unidad del movimiento.
La independencia es una cáscara vacía en la que cada cual mete sus sueños, sus deseos, imaginando, acertada o equivocadamente, que harán realidad. Y por lo que me cuentan en privado los dirigentes independentistas, parece que algunos se equivocan de pleno.
En 2012, por ejemplo, surgió en la autopistas catalanas la campaña "No vull pagar"(<<No quiero pagar>>). Los conductores se negaban a abonar los peajes porque consideraban que era sumamente injusto pagar en Cataluña por este tipo de vías, que alrededor de Madrid y en buena parte del resto de España son mayoritariamente gratuitas.En la primera Diada que cubrí como corresponsal, esta "injusticia" aparecía en los primeros puntos de las listas de "protestas" de muchos de los manifestantes contra Madrid.
Un asesor de Artur Más sacó el tema espontáneamente mientras manteníamos una conversación informal. "No hay peajes fuera de Cataluña o del País Vasco. Eso no es normal", me dijo, justo antes de añadir una frase que revela al mismo tiempo la ingenuidad de los manifestantes independentistas y la verdadera frustración de los nacionalistas de CiU: "No es que estemos en contra de que haya peajes aquí.Todo lo contrario: nos parece bien la privatización de las autopistas. Lo que no es justo, lo que criticamos, es que no haya peajes en otros sitios". Para la derecha catalana, a la que le habría gustado dirigir España, la derecha española no es lo suficientemente liberal, mi interlocutor me lo confirmó a lo largo de aquella conversación: "Es lo mismo que ocurre en el caso de la sanidad pública y la tasa de un euro por receta. No queremos anularla. Al contrario: estamos en contra del gratis total. Lo que queremos es que el copago se generalice en el resto de España". Su conclusión: "La Cataluña independiente será business friendly como Mónaco".
Por otra parte, durante la entrevista que le hice en 2012, el propio Más saco pecho por las medidas de austeridad que había aplicado, aunque criticaba el ritmo impuesto por Bruselas. Me explicó entonces, con la satisfacción de haber hecho los deberes, que el año anterior había conseguido ahorrar mil ochocientos millones de euros, que había bajado los sueldos de los doscientos treinta mil empleados públicos de Cataluña y recortado el gasto en un ocho por ciento, y me anunció que pensaba crear nuevos impuestos, en concreto un a tasa turística y un tasa sobre las recetas médicas. Y concluyo que "podría hacer más cosas" si tuviese "¡más competencias!".
Existe un abismo entre lo que muchos manifestantes esperan de o obstante, la referencia es Dinamarca o los Países Bajos. No en vano la izquierda republicana defiende un modelo más social. La CUP considera la independencia una condición indispensable para poder dar después al pueblo una soberanía real, abolir las fronteras y facilitar la autogestión, con el fin de crear una república cuyo poder resida, fundamentalmente en los municipios. esta formación defiende la salida de la UE, mientras que ERC y el Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCat) —fundado en julio de 2016 para deshacerse de la mancha de corrupción de CDC— se han presentado como profundamente europeístas e insisten desde hace ya tiempo en la importancia de obtener la independencia dentro de la Unión.
Durante muchos años, lo fundamental ha sido transmitir un idea básica: la independencia no tendrá ningún efecto negativo sobre la economía o la sociedad, y solo traerá consigo, paz y prosperidad."
(*) Capítulo 10: La independencia, ese cajón de sastre; páginas 97, 98,99 y 100 del libro: En el huracán catalán: Una mirada privilegiada al laberinto del procés; de la autora Sandrine Morel.