jueves, 9 de mayo de 2019

EL CÍCLOPE






Solo miraba en una dirección, siempre en la misma. Su punto de vista nunca sorprendía. Era pertinaz y agotaba sin convencer a los que sostenían otros principios. No debatía, monologaba. Hasta que una mañana, al mirarse de reojo frente al espejo, murió de aburrimiento.


Javier Aragüés (mayo de 2019)

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