miércoles, 22 de abril de 2015

PATOLOGÍA DE LA CORRUPTILITS

La “corruplitis” es una enfermedad muy antigua y difícil de combatir. Para conocerla con cierto detalle se debe analizar y examinar su evolución. El ensayo corresponde a los últimos setenta años.

Se incuba a la sombra del poder y el dinero. El virus que la propaga lo hace a la vista de todos y en las primeras fases del desarrollo el microorganismo parece inofensivo hasta alcanzar la madurez a los pocos días del apareamiento. Es hermafrodita – sin sexo diferenciado-realiza la cópula sobre  billetes y sobres, que pasan de mano en mano y contaminan al siguiente. Se instala en el sistema, marca las normas y a partir de ese momento se vuelve insaciable y voraz.

Una de las cepas del virus se desarrolla en despachos ministeriales, en sedes de partidos políticos y en el propio parlamento. Casi todos los diputados están contaminados, incluso los presidentes del gobierno son sospechosos de contraerla o favorecerla. Se reproduce con facilidad en los consejos de administración de las empresas, y en los de bancos y cajas. Afecta de forma menos virulenta, a funcionarios, miembros de  la judicatura y periodistas; el clero es beligerante y beneficiario. Ataca con total impunidad a instituciones e individuos. 

El virus se extiende con facilidad y llega a convertirse en pandemia. 
Entonces se dice. "Se trata de una sociedad descompuesta y agusanada”. La enfermedad acaba con la salud del país, apesar de que los individuos se sacrifican, aceptan las renuncias que demandan instituciones y dirigentes pero la colectividad empeora.

La mejor forma de combatirla es conocer algunos de los efectos. Desfigura a los servidores públicos; unos con estrabismo funcionarial (el funcionario mira para otro lado) y otros, no quitan la vista de sus intereses más inmediatos y mediáticos. 







Existen contrapartidas. Las industrias del sector papelero han aumentado la demanda, el incremento se concentra en tres tipos de papel, el papel moneda (no deja huellas, ocupa poco y es fácil ocultarlo), el de material de papelería, principalmente los sobres con visera engominada y el papel higiénico en su formato rollo, se utiliza para recoger las propuestas de los ciudadanos ante unas inminentes elecciones. Después de evacuar y utilizarlo los candidatos y partidos políticos lo reciclan hasta las próximas consultas, 

 A la vez, hay funciones primordiales para los individuos que quedan severamente afectadas. La justicia se relantiza, contamina y acaba dominada por los núcleos más severos de la enfermedad. Muta, hasta convertirse  en un animal exótico, “la judicatura tortuga”.  

Produce emanaciones de gases en terrenos baldíos que provocan burbujas y sirven de refugio a los verdaderos portadores de la enfermedad. Los individuos con gérmenes recalifican los terrenos a gusto de los codiciosos y comienza el proceso. “Dónde antes había cultivos y aire, ahora solo cemento y desolación. Estamos ante una epidemia de tal magnitud que corremos el riesgo de no controlarla".  

Convierte a los responsables de la educación en autoridades sanitarias. La ética y la moral son la medicina preventiva, los ciudadanos tienen que denunciar sin miedo los casos que se presenten. Hay que combatir la enfermedad hasta aislar el virus y extirparlo.

Todos, todos, debemos pensar si queremos vivir en un organismo sano o  en uno contaminado.

Javier Aragüés



martes, 21 de abril de 2015

EL MENSAJE DEL ROBLE

El árbol era el orgullo de los habitantes de la villa y la envidia de los vecinos. Frondoso y robusto; el tronco sin ramas hasta los quince metros y después, todo follaje.  

A partir de otoño y hasta el invierno, una alfombra de  bellotas cubría los pies, unas caían por su propio peso y las más holgazanas, a golpe de vara. Siempre daba frutos que aprovechaban los ganaderos.
Las gentes – orgullosas -  discutían los asuntos bajo el ramaje, el tronco escuchaba.

Admirados, los del pueblo colindante plantaron el suyo.

Un día, en medio de de la reunión se inició un debate en torno al roble. 




Un vecino preguntó.

- ¿Qué haremos si no llueve? - los más participativos se apresuraron.
  
- Prepararnos. Construyamos un embalse que almacene el agua en época de lluvia y la utilizamos en la de sequera. 

- ¡Tiene que crecer! ¿Y si se repite la plaga?- insistió.

- Hace varios años el tronco estaba lleno de agujeros. Los escarabajos hacían galerías y paseaban a sus anchas con peligro de que muriera.

- ¡Ha de estar sano!-gritó.

El que conducía las respuestas, dirigiéndose a él, explicó con calma y detalle cómo proceder.

- Levantamos la corteza con cuidado y matamos las larvas que corroen el tronco.

 Un agente forestal añadió.

- Si no llega la luz, se pondrá mustio y morirá.

Todos estaban dispuestos a derribar las casas más próximas para dejar pasar la claridad.

El árbol estaba conmovido por el amor y la preocupación de los vecinos, hasta que los más mezquinos alzaron la voz.

-¡No debemos preocuparnos! El árbol está muy sano y ha crecido lo suficiente como para talarlo; lo hacemos mañana y vendemos la leña. El roble, al oírlos, enfureció por haber confiado en los aldeanos.











Esa noche hubo una gran tormenta. El roble, por su altura, atrajo un rayo de nube a tierra que iluminó la noche acompañada de un ruido ensordecedor. Comenzó a arder como una antorcha descomunal hasta convertirlo  en cenizas.

Al amanecer, los lugareños se lamentaban; habían perdido el cobijo, el orgullo y la solidaridad. Desde ahora solo podían envidiar a los vecinos que habían aprendido la lección. 

"Cuidar el roble y despreciar a los codiciosos"

Javier Aragüés


viernes, 17 de abril de 2015

EL CAMINO MAS CORTO

¡Quería volver a casa para entender lo que ocurría! Impedir que mi mujer y mis hijos sufrieran. Pegunté a amigos  y vecinos por dónde empezar.  Confié en el que más conocía.

-¿Cuál es el camino más corto para comprenderlo?


-Es pedregoso, árido, sin agua y con charcas de  alcohol. No encontrarás ríos, ni consuelo, solo licor que no debes beber. No hay rastro de vida.  Con voluntad puedes vencer los obstáculos. 



El calor, la sed y los sorbos en las balsas me desplomaron. Sin fuerzas para continuar, me refugié junto a una roca hasta que llegó la oscuridad. Por la noche caminé sin descanso. Al amanecer, un sol reluciente cegaba mis ojos, la boca reseca y en el horizonte, la nada.

 Volví a casa con un sabor amargo tras el fracaso.


Pasados unos días lo intenté de nuevo.


-¡Tienes que ayudarme para encontrar un camino más fácil y corto!


-Te costará encontrarlo. Tendrás que atravesar valles y evitar los barrancos mas abruptos. Puedes elegir el más próximo a casa.  El de los campos de trigo salpicado de amapolas y  hombres silenciosos que espantan a pájaros y caminantes.  No encontrarás a nadie.









- Parece sencillo.


- Por la noche intenta dormir y recuperar fuerzas. La dificultad del camino está en sobrevivir a la soledad. Si te sientes abandonado vuelve a casa.


Así fue y así lo hice.


Mi familia me esperaba con impaciencia y desencanto.


Al día siguiente lo intenté de nuevo.

¡Lo conseguiré!





Esta vez no me dejé aconsejar. Escogí el que para mí era el más corto.


Elegí un camino lleno de gentes. Se paraban, charlaban. Escuchaba e intervenía en cualquier corrillo. Comentaban: “Es bromista y educado”.
Me veía, me veían, superior a todos. Consentían mis enfados, los cambios de humor y mis caprichos. Recibía elogios permanentemente.
En un puntual instante de sensatez, todo se presentaba cómo irreal, como un trastorno del estado de ánimo, un sin control. La felicidad se difuminaba, nadie reía mis frases, ni veía el mundo como yo. ¡Nada, nada, era igual! Estaba fuera del camino.


El regreso  fue duro. ¿Qué pensaría mi familia? Recordaba cómo me comportaba en casa, apenas estaba, no compartía los tiempos, ni el cariño. La familia se conformaba con oírme llegar y recibirme. Me esperaban como muchos días y noches, esta vez, para decirme adiós. Estaba solo y no atinaba con la explicación.



Hoy, sigo buscando el camino más corto, estoy perdido.




Javier Aragüés (Abril de 2015)

domingo, 5 de abril de 2015

ÉL Y ELLA

Luca llevaba una vida orientada a ensayar suspiros, buscar deseos sin control y moverse entre gestos libidinosos junto  al más puro recato, en un permanente y delicado equilibrio entre lo ético y lo moral. Buscaba con miedo reconocerse.

Todos los días coincidían en el metro porque lo provocaba. Se ocultaba tras las páginas  de un libro, de esos gruesos, escaso contenido y sinopsis seductora. Las tapas coloreadas pretendían ilusionar, no importaba si convencían; en el interior se escondían contenidos forjados con una literatura maltratada —un “betseler”.
Estaban expuestos en los escaparates de tiendas de libros —no librerías— a  la vista, con el mismo desdén que se se mostraban las ofertas de lencería barata.
Las editoriales obligaban a tenerlos en los pequeños escaparates de las librerías-papelerías de siempre.
Las de olor a material escolar,a niño de párvulos, lápices de colores y a libro arrinconado. 

Oculto tras las las tapas del ejemplar buscaba el rostro que cada mañana, a la misma hora, subía al vagón y se plantaba en un rincón. La cara de aquella persona era inconfundible, labios escarlatas, húmedos, carnosos y escandalosamente definidos por un pintalabios barato. Se acercaba discretamente con al amparo  de la la luz tenue que apenas iluminaba el vagón que  entre estaciones.
El  semblante de Luca  reflejaba su intención. Los viajeros no sospechaban los gestos de aproximación pero si alguno lo observaba unos segundos, acercaba el libro a la cara, disimulaba  al leer y releer sin pasar página.



Para Luca cada día era diferente, aunque repitiera los mismos 
gestos. Esa persecución se hacía obsesiva y no podía descansar. 
Se observó minuciosamente delante de un espejo. Se vistió y arregló con mayor interés que otros días.  Subió al vagón y se hablaron 
Se encontraron. Esta vez no se rehuyeron. En el vagón hablaron en silencio, susurraron. No había libro.

Salieron del "metro" en la siguiente estación, les faltaba aire y respiraron profundamente.

Aprovecharon las fuerzas  para  entrar en un café junto a la salida, anunciaba en los cristales  con acuarela blanca, letra gruesa y fácil de borrar, desayunos rápidos y económicos que incluían en el precio un olor familiar a café con leche.

Ante el bullicio, prefirieron buscar un rincón discreto para seguir mirando y convencerse de que la escena era real.

Luca  propuso realizar un viaje, para descubrirse en lo íntimo y confirmar lo circundante.
-  ¿Qué mejor que viajar juntos?  
-   ¿A dónde?
-    No importa, si no retocamos los motivos. 
Perseguimos que nuestro sexo e identidad se acomoden. No podemos escondernos y vivir con miedo,  mejor sentirnos orgullosos.

- ¿Vivirías conmigo? - preguntó Luca.
- ¡Ya vivimos!
-  ¡Quedan cuestiones muy importantes! La más importante, elegir como nos presentamos al mundo.
Yo, preferiría no perder mi virilidad.
- ¡No pienso ceder! Quiero poder ser madre biológica.
- Juguemos al azar, pasemos por la fase de androginia y decidamos que reasignación de sexo prevalece.
Luca se sometió a la intervención y murió. Era más fácil elegir. 
Escogió ocultarse de nuevo.