miércoles, 11 de marzo de 2020

EVACUACIÓN









El recrudecimiento de las guerras intergalácticas y la extinción de  los dos soles amenazaban la vida del planeta. La autoridad trataba  de organizar una posible evacuación de la población a otro planetoide. Apenas quedaban supervivientes de este sobrevenido cambio en las condiciones de vida. Por las exploraciones realizadas, se había llegado a la conclusión de que sería Dantooine el planeta elegido. Según los datos que se disponían, su  fauna y el conjunto de plantas aún no se habían visto dañadas por los cambios interplanetarios, aunque no había constancia de que la vida humana se hubiera podido desarrollar en él. Todo suponía un futuro incierto  y una alteración biológica que muchos de los afectados ya  no podrían soportar. 

Izar era doctora en biología interplanetaria y especialista en el estudio de nuevas formas de vida adaptada.  Conocía con detalle como la atmósfera en Umbara se había vuelto espesa y brumosa, que la hacía incompatible con cualquier vestigio de vida. Ella junto con otros biólogos y científicos habían previsto  que 3960 sería el año en el que se pondría fin a la subsistencia en el planeta y por tanto, las posibilidades de habitarlo por  los umbaranos. Era urgente planificar la evacuación que se estimaba duraría más de un año, por lo que se había previsto que se produjera un considerable número de víctimas  a pesar del meticuloso plan que habían elaborado los mandatarios del planeta Umbara. Izar formaba parte del Comité de Evacuación y había pedido ser voluntaria para abandonar Umbara en los momentos finales.

No era ajena a toda la conmoción que vivían  los umbaranos. Desde el centro de investigación conocía el alcance del previsible desastre, no era una más. Formaba parte de la élite de ese planeta y era consciente de que alguien debía conocer cuáles eran las últimas alteraciones en la forma de vida y asegurar la estabilidad en el nuevo destino. Ella se había dedicado con exclusividad a la investigación de los seres vivos y a su adaptación a condiciones adversas. Era conocedora de que  la población de Umbara se había formado como el único refugio de vida ante las consecuencias de la destrucción en cadena de un cinturón de asteroides del sistema estelar. Era uno de los secretos del planeta; solo el consejo de la República, integrado por científicos y militares experimentados, lo conocía. Se ocultaba expresamente al resto de la población para evitar que cundiera el pánico ante la evacuación.  





Se inició la retirada. Eran los últimos días del abandono de todos los lugares del planeta. El caos se extendió, a pesar de las meticulosas medidas de desalojo. Hasta ahora no habían surgido alteraciones del orden  en las largas colas que se formaban para embarcar en los transbordadores. Todo era civismo, pero en las últimas horas aumentaban los incidentes. Se produjo uno muy grave, que iba a ser el primero de una repetición incontrolada. Izar fue testigo. En una de las largas colas,  unos padres con su hija  se esforzaban para a subir a la nave, un hombre salió de la fila y los desplazó bruscamente. Se produjo una avalancha y varias personas murieron aprisionadas entre ellas la pareja y su hija.   Solo fue el comienzo.

Cada día los incidentes eran más numerosos acompañados de pérdidas de vidas. El propio Comité de Evacuación temía por su seguridad.  Las órdenes eran contradictorias.  Todos corrían en todas las direcciones para ocupar sus puestos. Los pilotos encargados del traslado de los expertos estaban desorientados. La confusión era de tal magnitud que las naves levitaban sin llegar a despegar. Nadie daba permiso para abandonar el espacio de Umbara. No se respetaban las órdenes de despegue. Las turbinas de las cosmonaves rugían dispuestas a arrancar. Izar  buscaba a su piloto. Él, le hacía señas con los brazos. Un grupo de incontrolados impedía el paso a la doctora. El piloto disparó varias ráfagas con su pistola magnetolaser para contener a la multitud.  Abatió a una pareja, que yacía heridos en la pista. Izar corrió a atenderlos. El piloto la arrastró hasta el transbordador, ella se negaba y le ordenó  transportar a los tres. Despegaron.
En el espacio surcaban infinitas trayectorias trazadas por los transbordadores que navegaban hacia Dantooine. Eran meros puntos luminosos. Destacaba uno rezagado, en el que navegaba Izar que estaba muy agitada. Tenía la información facilitada en los instantes finales antes de la evacuación. Se confirmaba que el planeta Dantooine está afectado.

Consultó los últimos datos de navegación y obligó al piloto a cambiar de rumbo. 

Una gran explosión intergaláctica transformaba la materia en energía. Las trayectorias desaparecían y los puntos luminosos también; pasaban a formar parte de una gran nube de radiación que alcanzaba al planeta de destino. 

En el espacio, oscuridad y silencio. Para Izar y los supervivientes todo empezaba de nuevo.


Javier Aragüés (Marzo de 2020)

No hay comentarios: