miércoles, 4 de marzo de 2020

EL BRILLO DE MIS ZAPATOS





Pintura, Zapatos De Van Gogh 




Tengo un recuerdo de mi infancia que no desaparece; el de aquella hora, la más importante para mí, al salir del colegio las tardes de los viernes. Al despertarme ese día, era como si todo brillara. 

Me daba la sensación de que mi caja de lápices de colores con su tapa metálica deslumbraba. Mi piel era tan brillante que al mirarla parecía que resplandeciese. Pero sobre todo me llamaba la atención el negro de mis zapatos; era como si resaltara al contrastar con el blanco de mis calcetines, que no dejaban de brillar. 

Pero el negro de mi calzado parecía tan especial que remarcaba las irisaciones de los verdes metálicos y el violeta azulado. Era como si quisiera confundir y disfrazara su verdadero color lúgubre, que me recordaba al plumaje de los cuervos y a la sotana del padre Cosme, la del cura que nos daba religión, que siempre la vestía de un negro sucio y rozado en los bolsillos. 

Reconozco que cuando recuerdo mis pensamientos es como si se me enturbiaran la tarde del viernes.  Entonces me parece sentir que experimentaba una  sensación en la que todo se volvía opaco y sin resplandor, como en las noches cerradas de invierno cuando no conseguía dormir porque tenía pesadillas y me despertaba sobresaltado al sentirme solo en casa. Yo estaba contento porque era viernes, y mi madre me vendría a buscar a la salida  del colegio.

La puerta del colegio  era un hervidero de voces de niños, de madres arregladas que gritaban sus nombres y agitaban los brazos para que fuesen junto a ellas. Ese griterío duraba minutos y a mí se me hacía eterno; al final, se convertía en silencio y el resplandor desparecía. 

Yo, como cada viernes por la tarde,  me miraba los zapatos,  que habían dejado de brillar.



Javier Aragüés (Marzo de 2020)


1 comentario:

Unknown dijo...

Un lujo los relatos de Javier , Gracias