martes, 26 de mayo de 2015

SOLA


Marcelo, recuerdo las tardes junto al fuego, el color ámbar de nuestros cuerpos desnudos y los labios cortados por la insistencia. Hace días que no siento tu cariño, ni te veo. Recuerdo las promesas al conocernos, tu comprensión y cómo afrontas lo terrible y evidente. 







Mi hermana Beatriz, me recuenta las historias felices de tiempos pasados, antes del accidente. 
Siempre hablamos de ti, de lo féliz que nos haces.
Yo sé lo tuyo con Beatriz, no me importa y lo consiento. 

¡Marcelo vuelve! Prefiero que seamos tres, a estar sola y amarrada a una silla de ruedas. Yo, ya no sé cómo fabricar más recuerdos.



  Javier Aragüés (Mayo 2015)

2 comentarios:

Janial dijo...

Más que "micro cuentos", parecen dos "mili cuentos". Yo suelo escribir "nano y pico cuentos", como el del dinosaurio de Monterroso. Por ejemplo éste:
"A punto de rematar una brillante demostración de la conjetura de Goldbach, suena el despertador."

javieraragues dijo...

Jaume ¡Lo que queda por aprender! No solo importa el tamaño y si la brevedad, cómo sugieres, definida cómo argumento sólido.
En tu ejemplo, como mitómano que eres, sabes cocinar con excelentes resultados. ¿Será que al protagonista le provoca insomnio si la conjetura deviene en teorema? A veces es mejor seguir durmiendo.
Muchas gracias por seguirme y más aún por tus observaciones.
Un abrazo

Javier