Presentado IX Certamen de Relatos
cortos de RENFE
Como cada tarde, frente al mar y en silencio,
paseamos sin compromiso. Descubrimos los primeros besos, los que no se saben
dar y quedan siempre en los labios. Repetimos, hasta desear los siguientes,
hasta llegar al contacto con nuestros cuerpos sin esperar nada, solo los besos.
El tiempo desaparece. Vuelvo a la ciudad -la de
siempre- con mi equipaje y a la espera del siguiente verano. Al despedirme, es
imposible olvidar lo más importante, el idilio, el cariño y los besos.
Arranca el tren, ella se queda. Las experiencias
y la decisión equivocada se mueven conmigo.
Javier Aragüés (Mayo de 2015)
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