miércoles, 19 de abril de 2017

RUIDITOS Y JUEGO DE PALABRAS





RUIDITOS



Dí dos vueltas a la llave, abrí con facilidad. El salón completamente negro. No acertaba a encender la luz, sí a tropezar. No era la primera vez. Cayeron primero las llaves y después yo. Había trastabillado con Ruiditos, mi gato. Era su nombre en la intimidad, no había otro lugar.Vivía con él y con mi estado: era viudo. Sonó un ¡zapatún! amplificado por la desolación del piso, hueco de mobiliario y de ilusiones al que se sumó el desplazamiento de una silla involucrada en el percance. El golpe que recibió Ruiditos debió ser considerable. Había desaparecido, ni rastro y pensé lo peor. Llamaron a la puerta. Era la hora. Mi amigo Melquiades, para el que era un ser fantástico, o al menos eso pensaba él de todos los que eran o habíamos sido maestros, venía a echar la partida de ajedrez, como cada tarde. Le conté lo sucedido. Como era un buen amigo se puso en mi lugar y me dijo: "voy a hacer todo lo que esté en mis manos, pero ahora no dispongo de ningún ejemplar para disecar, no te aseguro que quede como lo que conseguí con Ruiditos"


Javier Aragüés (abril 2017)









JUEGOS DE PALABRAS







Don Marcelino se zapatedió un buen golge. Con gran es fuerzo se levantó pero no pudo evitar que su gato, Ruiditos, hiciera también un zapatún saliendo tan mal zapatedado como su dueño. Llegó su amigo Melquiades, le ayudó a deszapatedarse, aunque poco pudo hacer por Ruiditos.

Javier Aragüés (abril 2017)

No hay comentarios: