lunes, 16 de diciembre de 2013

NAVIDADES

Todos pensamos que coinciden con fechas de amor,                      de proximidad entre los seres humanos.                                          Ignorando las penurias con que nos encontramos.

Frente a la idea de fechas entrañables,                                       para otros, los que nos rodean y nada tienen                             son nuestras manos su refugio y con nosotros vienen.

Los sin techo, hoy extendidos cual plaga                                     no hay nadie que les cobije,                                                               ni concebir esperanzas hay quien les haga.




¿ Donde esta el redentor, el nacido en Belén que todo lo aplana, deja a los indigentes  sin poseer nada ? 

Los  que hoy nada tienen pasaran a ser los ricos del mañana. 

En amor, sin rencor y con la mirada bien clara, con poder para cambiar la jornada                                      .  

 ¡Que mejor regalo para todos!  ¡La dignidad humana !

Desde el intelectual al minero, sin olvidar a ninguno,  con suficiente tesón para forjar el futuro. Un portal lleno de gente llana y las figuras del Belén             convertidas en lo que esperaban.

Cuando eso sea así, podremos decir y sentir ¡Feliz Navidad!    

                                                                                     

                                                                                           Javier Aragüés                                                       

                                                       

  

                                                                           

                                                 

                                

                                                                                                                               

                                   

                                                                                                                                

                 

domingo, 15 de diciembre de 2013

UN "DÉJÀ VU" (Relato autobiográfico) ***


En febrero de 2009, se iniciaron una cadena de disfunciones. Comenzaron con un bloqueo 
cardíaco de tercer grado que se produjo, de forma inesperada, cuando estábamos en Platja d´Aro.  

Desde 1998, íbamos, a pasar los fines de semana. Era un sábado más, pero mientras desayunábamos me sobrevino el bloqueo. Era un episodio grave. Apenas tenía pulsaciones y perdí el conocimiento.
Debido a la urgencia, me trasladaron en helicóptero al Hospital Trueta de Girona y allí me estabilizaron. Al darme el alta al día siguiente domingo, se reproduce el bloqueo de tercer grado, por lo que el equipo médico decidió implantarme marcapasos y soy intervenido. Desde entonces lo llevo incorporado a la altura del hombro derecho y forma parte de mí. Santiago Carrillo que también era portador de uno y con el que coincidí en septiembre de ese mismo año en el Balneario de Caldas de Malavella, me dijo desdramatizando, con la ironía y la sorna que le caracterizaban:
 "Muchacho lo que llevamos es un  seguro de vida", sin obviar la gravedad

Desde comienzos del 2009 se sucedieron alteraciones en mi salud provocadas, fundamentalmente, por padecer hidrocefalia normotensiva de adulto (HCA)(*).

(*)La hidrocefalia “normotensiva” o hidrocefalia crónica de adulto (HCA) es una enfermedad poco conocida que se manifiesta en sus formas completas por un cuadro de demencia progresiva, alteraciones de la marcha, incontinencia de esfínteres y una dilatación variable del sistema ventricular craneal. Para paliar en parte la enfermedad, hay que recurrir a la derivación del líquido cefalorraquídeo (LCR), que hace mejorar, en un porcentaje relativamente bajo y un índice elevado de complicaciones. Pero existen opiniones de otros equipos médicos que las mejoras que superan el 80%, si se aplica un protocolo estricto de diagnóstico y se elige la válvula adecuada en base a las características hidrodinámicas del sistema derivativo.

En mi caso, la enfermedad dio lugar a una serie de intervenciones quirúrgicas. Dos en 2010, en la primera, me instalaron una válvula para la derivación del líquido cefalorraquídeo y en una segunda intervención, me la reinstalaron, debido a su mal funcionamiento por desprendimiento de  catéter. Estas intervenciones las realizó un neurocirujano, el Dr. Clavel en el Hospital Quirón de Barcelona. 



 Lección de Anatomia.(Rembrandt)


En 2011, ingresé en el Hospital Valle Hebrón con sintomatología de mal funcionamiento valvular, acompañado de un cuadro de deterioro progresivo, nutricional, hormonal,..., que según el Jefe de Servicio de Neurología, Dr. Sauquillo, más parecía al de un enfermo oncológico que el debido al de una (HCA). Las navidades de 2011, las pasé ingresado y temían por mi vida.

En 2012, y tras las experiencias, mi familia optó por localizar un internista acreditado, el Dr. López Contreras, Jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Sant Pau de Barcelona. Se encargaba de coordinar a los distintos especialistas que me atendían y prescribir la pruebas a las que fui sometido. Ese mismo año padecí un episodio de fiebre de origen desconocido (FOD), que me obligó a estar ingresado durante 15 días para observación y control de la fiebre.                                                                                        
Fue un periodo de pruebas e incertidumbre con franca mejoría del cuadro de deterioro con el que abandoné el Hospital del Valle Hebrón. En ese verano de 2012, tuve que ingresar con  síntomas claros de (HCA). Me realizaron una tercera operación por malfuncionamiento valvular y me retiraron la válvula implantada en el 2010.  Con esa intervención, me mantuve asintomático hasta julio de 2013, cuando me volvieron a aparecer los conocidos síntomas y me diagnosticaron obstrucción valvular por una bacteria de reproducción lenta, que formaba colonias. Se acantonaban en las zonas próximas a los ventrículos cerebrales, lo que hacía difícil, tanto su localización como el poder ser identificadas.
Me sometieron a una nueva intervención para el recambio de la válvula. A los dos días de darme el alta sufrí una caída en mi domicilio que provocó un derrame intracraneal. Ingresé de nuevo y me intervinieron nuevamente. Externalizaron la válvula y a los quince días volvieron  a insertar una nueva.

Después de las dos operaciones de 2013 recibí el alta hospitalaria el 24 de septiembre. Desde entonces acudí a terapia ocupacional y fisioterapia en el  Hospital de Sant Pau con el objetivo de recuperación de las lesiones cerebrales producidas.   

Al final de ese año la cadena de disfunciones se detuvo, daba un respiro, aunque era falso. En 2014 me operaron de columna, por escoliosis y en 2016 me extirparon un tumor cancerígeno de colón. 


Las enfermedades que padecía, sin obviar su gravedad, no me alarmaban tanto como la necesidad de estar convaleciente e ingresado durante largos periodos de tiempo. Me alarmaban las alteraciones que se producían al desarrollarse la enfermedad principal y obligaban a largos estancias y posterior recuperación, la mejoría se hacía esperar. Aislado del mundo, me asediaba la duda de si lograría recuperarme. Aunque no me sorprendía estar enfermo, me inquietaba revivir episodios conocidos. Esto último era lo que me paralizaba ante una nueva recaída o ingreso. Tenía gran dificultad para verbalizarlo, lo rechazaba y perdía objetividad. Lo terrible era el miedo a revivirlo, me atenazaba. 

No sabía si se ajustaba el término, no encontraba otro, y siempre lo recordaré como un Déjà vu.    
                      
                     Javier Aragüés (diciembre 2013)