miércoles, 28 de junio de 2017

SIN INTIMIDAD

De noche, sobrevenía la lluvia en la plaza mayor de la ciudad portuaria tras varios días y noches de hacerlo ininterrumpidamente. Jorge y Esther la cruzaban con paso rápido para ganar los soportales y despistar a un par de fotógrafos que corrían tras ellos, no pudiendo evitar el chapoteo sobre las pequeñas lagunas formadas en los abombamientos del firme. Querían esconder los sentimientos que estaban en manos de amigos y desconocidos. Se habían atrevido a colgar fotos de ellos en las redes sociales cogidos de la mano. No tenían intimidad. Desde que descubrieron el posible amorío llevaban su relación en secreto. 

Él trabajaba de camarero en uno de los bares del puerto, hasta altas horas de la noche, donde se habían conocido. De piel oscura y tez brillante destacaba sobre el blanco de su camisa hábilmente remangada con dobleces casuales que parecían diseñados a propósito. Esther era una artista de rasgos toscos que vivía del desnudo y se encontraba en el declive de su frescura. Vestía de tal manera que las curvas y el contorno de su cuerpo quedaban siempre muy remarcados. Había vivido en, y de las páginas de la prensa barata del corazón, pero un hecho trágico iba a marcar sus vidas y cambiaría sus existencia. Jorge padecía una enfermedad muy grave, en fase terminal. 



Gutav Klint


Esther estaba desde años asediada por periodistas de dudosa profesionalidad que buscaban hincar las crónicas en su vida y ahora también en la de él. Parecía que la gran noticia era la desgracia que les acontecía a ambos,  en parte por la ausencia de otros chismes y por la deteriorada situación económica de la pareja. Esther se vio obligada a dejar de actuar y dedicar todo su tiempo a cuidar de Jorge. Tuvieron que abandonar los idílicos planes de vida en común. 

Atrás quedaban los días para poder compartir sus vidas. Las noches en la parte oculta del camerino de Esther en la que Jorge la había hecho disfrutar con sus besos y su cuerpo confesándole su amor. Recordaba la primera vez que la había pedido que se abrazaran hasta fundir sus cuerpos en uno, enlazando sus piernas mientras él la deleitaba con caricias y ella le correspondía deslizando sus labios semiabiertos por toda su piel que no escatimaban pasión.



Egon Schiele. Estudio de una pareja


Las tardes de invierno en las que Esther disponía de 

tiempo, cogiéndole las manos le pedía que no se 

apartara de él.    
                                                     

A Esther la asediaban con el pretexto de buscar una entrevista a la actriz que había sido. Ella los rehuía con: “hoy no puedo, inténtalo la semana próxima”. Una y otra vez falsas excusas. Su mente estaba con Jorge que no reaccionaba al costoso tratamiento.
Habían tenido que dejar sus antiguos apartamentos y coger uno de alquiler más modesto donde los días y las noches se hacían eternas. La enfermedad se volvía más virulenta y la situación económica más deteriorada. Desesperada decidió ponerse en manos del periodista y preguntar que podía obtener si accedía a la entrevista.

-Verás, ahora que hemos contactado te tengo que decir que por tu entrevista no obtendrías gran cosa. La revista está interesada en hacer un reportaje en tu casa las veinticuatro horas del día en la que un redactor –yo- junto con un compañero gráfico esculpamos vuestras vidas hasta el más ínfimo detalle.

-¡No lo puedo creer, sois unos vampiros de lo íntimo! No es suficiente hurgar en la vida y los sentimientos de las personas si no que ahora lo hacéis a pares, sin respetar afectos, ni situaciones dramáticas como es nuestro caso – le reprochó ella.

 -Lo entiendo pero para acceder a una suma importante para ti, el medio necesita resarcirse publicando algo que sea muy vendible. Conoce tu situación, mejor dicho, vuestra situación y quiere comprarla con detalle.

-¿De qué cantidad hablamos? - preguntó Esther. 

-De una cifra de cinco ceros que se haría mas importante si prolongamos el reportaje entre tres y siete días. 

Esther hizo un gesto de rabia y mostró la intención de zanjar la conversación pero el periodista la sujetó, lo que hizo que en un instante valorase la propuesta con ánimo de auoconvencerse. Todo se haría más llevadero sobre todo en lo económico hasta podría contratar a una persona que "cuidara de la cuidadora". Ella estaba al límite de sus fuerzas físicas y mentalmente comenzaba a flaquear. Un rictus en sus cara indicaba aprobación lo que aprovechó el redactor para intentar concretar el reportaje y hablar de la cantidad para terminar convenciéndola.

Al cabo de cinco días a las nueve de la mañana el

periodista y el reportero gráfico entraban en casa de 

Jorge  y Esther. Les comenzaron a dar pautas de como

debía ser su comportamiento ante las preguntas del 

articulista, y la cámara del reportero. Quedaban

prohibidas las escenas tiernas entre los dos, 

por supuesto los besos y las frases que sugirieran

comprensión de Esther hacia Jorge. Era preferible

no hablar entre ellos solo debían observarse

pero con miradas que no supusieran sinceridad y

menos aún amor. Las recomendaciones iban dirigidas 

a la inexpresividad total de la pareja. Esther les pidió

que se retiraran unos minutos para adaptarse al

comportamiento exigido. Se miraron.


Era de noche, en la calle llovía sin parar, los dos 

salieron huyendo por la plaza mayor mientras los  

periodistas les perseguían, pero lograron alcanzar los

soportales y protegidos se fundieron en un abrazo. La

foto no servía.


Javier Aragüés (julio de 2017)





jueves, 15 de junio de 2017

RODRIGO RONQUILLO. UNA MALDAD ANUNCIADA

El movimiento comunero y la guerra de las comunidades en Castilla  se han considerado como una de las revoluciones modernas  

Karl Marx

En 1500, el Emperador Carlos V y rey Carlos I estaba rodeado de ministros que seguían fiel y dócilmente sus decisiones y en la corte abundaban los caballeros flamencos que recibían un trato favorable mientras que los españoles tenían que pagar por conseguir los favores del rey. El viaje del monarca a Flandes tuvo que ser financiado mediante mas y nuevos impuestos, como las alcabalas y los tercios, lo que motivó fuertes descontentos. 

Al partir Carlos puso al frente de los reinos como gobernador al cardenal Adriano de Utrech junto con el Consejo Real con sede en Valladolid. Este recibió el mandato de mala gana por el   descontento de los pueblos próximos a Segovia, como eran Carbonero, Bernardos, Santa Mª la Real de nieva y Zamarramala entre otros, que expresaban quejas y descontentos al Rey y a sus ministros. Al cardenal le parecía que tenía que pagar por los desatinos ajenos. Pero dada su responsabilidad aceptó el encargo. 

Con esta situación, las cosas se complicaron al marchar el rey. Segovia era un pueblo con furia diabólica y los segovianos sabían que estaban en Toledo, Hernando Dávalos y Juan de Padilla. Aprovecharon la coyuntura y juntamente con súbditos descontentos instaron a una conjuración contra los sumisos ministros del rey y se atrevieron atacar sin más justificación  a Tordesillas, Regidor de la ciudad de Segovia y servidor del rey, de quien expresamente había recibido el mandato. 

Un grupo armado se dirigió a su casa y le sacaron a gritos de manera ignominiosa y le apedrearon por la calle hasta casi matarle, después le llevaron a la horca y le colgaron entre dos ladrones. Conocido por el cardenal y el Consejo, lo que se había hecho en Segovia, enviaron como Pesquisidor al licenciado Rodrigo Ronquillo, Alcalde de Corte, con facultad de castigar sin piedad el cruel insulto. Para resolver el conflicto pusieron a su disposición gente para su protección así como para ejecutar el castigo. 










Los segovianos eran conscientes de la gravedad del delito y de la rigidez del juez a lo que se añadían los malestares por los vejaciones y arbitrariedades del consejo, que favorecieron la sublevación contra el rey. Lo que comenzó como un hecho de mera resistencia paso a convertirse en una guerra. Los refuerzos no eran suficientes para que Ronquillo pudiera tomar Segovia y trazó un plan para aislarla y desabastecerla creando bastiones en los pueblos cercanos como era el caso de Santa María la Real de Nieva. Pensaba que esta situación provocaría el temor entre los segovianos pero no fue así y pidieron ayuda a los comuneros, Hernando Dávalos y Juan de Padilla, que se encontraban en Toledo, se sublevaron contra el Consejo y el Gobernador.



En Santa María de Nieva, la partida de comuneros estaba al frente del pizarrero Gozalo, que conocía bien los rincones del Puente Uñez, generoso y seco de carácter como cualquier castellano viejo, cada día hacía estragos a los soldados del pesquisidor Rodrigo Ronquillo. La novia de Gozalo se llamaba Soterraña, todos en el pueblo la llamaban Sote, era conocedora de sus hazañas. Iba a buscarle cada día al pizarral al final de la jornada, aprovechaban el regreso al pueblo con frecuentes paradas que se rellenaban con besos y apretones de enamorados. Los dos deseaban formar una familia y tener hijos. Gozalo soñaba con la casa hecha de pizarras talladas por él y cuidadosamente elegidas, las del techo, rectangulares y pulidas; también soñaba con las de tabiques y fachada, vetustas e irregulares con espesores caprichosos y por supuesto con las de las vallas del corral.
Los partisanos tenían una doble vida pues deambulaban por los pueblos próximos a Santa María la Real de Nieva, "la villa". Unos eran de Carbonero, dos de Bernardos, varios de Medina del Campo y de aldeas próximas. Intentaban aparentar un vida normal. 

Después de hacer las batidas se recogían a sus lugares de trabajo. Aquel día la tropas de Ronquillo les tendieron una emboscada y les esperaban en la "villa". Santos, el labrador, hermano de Gozalo, avistó a las huestes de Ronquillo que se dirigían al pueblo.  Corrió hacia Santa María para avisar al alguacil y al cura, don Doroteo, que mandó al sacristán Esteban a tocar las campanas a arrebato. Todas las campanas tocaban a la vez, el toque que se hacía cuando algún peligro acechaba y era una señal conocida por los rebeldes que puestos en aviso se dispersaron y volvieron con discreción al pueblo. 

Ronquillo interpretó el tañir como un aviso a los sublevados, entró en el pueblo y mandó levantar un patíbulo y condenó al cura, al sacristán, al alguacil y al hermano de Gozalo a la horca y fueron ejecutados esa misma mañana. 












La atrocidad de Rodrigo Ronquillo enviado por el cardenal de Tortosa llegó a conocimiento de Juan Padilla y envió a los comuneros en ayuda de los segovianos. Gozalo preparó la venganza y aprovechó la presencia de las tropas haciendo correr la voz de que Adriano de Utrech quería felicitarle por sus logros en el sitio de Segovia. Ronquillo lo creyó y fue con un grupo de hombres a los pinares del puente Uñez, donde Gozalo junto a los comuneros enviados por Padilla le mataron. Mientras, Sote esperaba a Gozalo en el pizarral.

jueves, 8 de junio de 2017

UN BESO SINGULAR. (nueva versión)

Federico besó a Blanca y resurgió. Fue un beso de amante y a la vez amoroso. Parecen lo mismo, pero solo las mujeres saben encontrar la gran diferencia. Quería transmitir todo su afecto y comprensión en un instante. Fundieron sus labios, él lo inició y ella se deleitaba. Es difícil que un hombre te ame y te dé placer sin sobresaltos, protegiéndote a la vez, hasta hacerte resucitar.

De golpe su mente se inundó de pensamientos con todo lo que le había ocurrido. Bendecía el día en que se había salido de su casa, donde  ella nunca había sido feliz hasta que aquel hombre, se apiadó de ella y cambió su vida. 

 


El beso de Gustav Klimt

Al morir su madre su padre no tardó en llevar a Dorotea -por coquetería se hacía llamar Doris- , su amante, a casa. Doris era bien parecida y con una edad que toda mujer se encuentra atractiva. Su obsesión por la belleza, la juventud y las cualidades de Blanca, era enfermiza. La miraba como si tuviera que encontrarle algún defecto para poder reafirmarse. Esta obsesión llegó a tal extremo que le llevó a ponerse en manos de un psiquiatra porque incluso más de una vez le había deseado la muerte. El médico le recomendó que, en lo posible, evitara la relación con la chica, lo que Dorotea tomó al pie de la letra. Convenció al padre de la joven para que fuera a estudiar a Inglaterra mediante un acuerdo con una familia que le daba alojamiento durante el curso. 

El odio y rencor no desaparecieron hasta tal extremo que Dorotea contrató a un sicario para matarla. El sicario la siguió varios días para ganar su confianza e intimaron. A él, atraído por la belleza y el buen carácter de Blanca, se le hacía imposible ejecutarla por lo que simuló un accidente. Se difundió en la prensa inglesa donde que anunciaba la perdida de un pasajero en uno de los barcos de recreo que circulaban por el Támesis, aseguraban que el cuerpo de la víctima no había aparecido. A la vista de los días transcurridos la daban por muerta. La familia inglesa era conocedora de los sentimientos de Dorotea hacia Blanca y la buena acogida que había tenido en la nueva familia la permitía convivir sin ninguna tensión. Era una familia numerosa, tenían siete hijos todos varones, con un problema genético de enanismo y también de acondroplasia, en parte por la edad avanzada de los padres. Todos los hermanos tenían  una excelente reputación de serios trabajadores. Por su condición física eran equilibristas en un circo londinense. 

Blanca también recordaba a su madre y esa casa le suscitaba los buenos momentos de su infancia y el cariño que se tenían. 




Enanismo-Acondroplasia


La familia, a pesar de conocer los hechos,  siguió ocultándola y se comportaba admitiendo la tragedia. Parecía que no había sobrevivido. Ella en esa casa era feliz, los padres la tomaban como la hija que no habían tenido y los hermanos como si tratase de su verdadera hermana. Seguían llevando la situación en secreto, hasta que un día Doris anunció la visita a Londres para agradecer, según su versión, el comportamiento de la familia. Ante la visita inminente le comunicaron que Blanca hacía dos días que había aparecido en Greenwich totalmente desorientada. 

La compañera de su padre evidenciaba su obsesión hacia la joven, que cada día se incrementaba. La chica insistía en que quería seguir estudiando en Inglaterra lo que Dorotea admitió a regañadientes. En esa visita las malas formas hacia Blanca se hicieron patentes, la familia le recomendó que procurase evitar a lo que para todos era una madrastra. En un nueva visita mostró interés por llevar a Blanca a hacerse un chequeo médico a un hospital fingiendo un falso interés por su salud y el médico no le encontró nada anormal excepto un fuerte estado de ansiedad por lo que le prescribió la toma de ansiólticos en una dosis moderada. Dorotea permaneció varios días en Londres. Junto a Blanca, no la abandonaba, su mejor amigo y compañero de curso, Federico. Una tarde, en ausencia del muchacho, Doris convenció a Blanca para que aumentase la dosis del medicamento, la joven accedió y cayó en un profundo sopor. Todos la daban por muerta. En el tanatorio Blanca aparecía tumbada con una dulce sonrisa y expresión de bondad. Llegaba el momento del adiós. Federico pidió permiso a la familia para despedirse, retiraron la tapa de cristal y así lo hizo. 

Dorotea al enterarse de la recuperación de Blanca tuvo que ser ingresada en un centro psiquiátrico por trastorno obsesivo compulsivo muy grave.


Javier Aragüés (junio de 2017)