Unos amigos ,"el grupito", nos reuníamos para tomar unas cervezas.
Mi nombre es Yolanda Alcázar, la más joven. Estaba eufórica,
había aprobado la última asignatura de periodismo con un
expediente brillante. Si el director del diario cumplía su promesa pasaba a formar parte del equipo de periodistas del diario argentino, La Esfera-
había aprobado la última asignatura de periodismo con un
expediente brillante. Si el director del diario cumplía su promesa pasaba a formar parte del equipo de periodistas del diario argentino, La Esfera-
Me asignaron un lugar en la redacción. Todos me veían
como una profesional consolidada a pesar de mi sexo y edad. Para mí,
no era suficiente, Buscaba un mayor reconocimiento.
¿Sería capaz de redactar un artículo o realizar un reportaje para soñar con
el Pulitzer?
Todo el equipo de redacción nos habíamos graduado en el
Departamento de Comunicación por la Universidad de
Columbia de New York. Optamos por la doble nacionalidad y
la redacción era, singularmente americana. Nos
animaba que Óscar Hijuelos, en 1990, fuera el primer hispano
que lo conseguía y Junot Díaz, de Dominicana -español de lengua materna- también había sido
premiado.
Con todos los matices, éramos conscientes de la dificultad para
acceder al premio por nuestra condición hispano de parlante.
La doble nacionalidad nos permitía escribir también en la lengua
anglófona y concursar pero, no publicábamos en ninguna revista literaria de prestigio.
Mientras tanto, yo escribía crónicas no más
allá de lo meramente informativo, que alternaba con
los artículos obligados, la mayoríaexecrables.
Estábamos en el bar, donde quedábamos con frecuencia. Había acudido Diego Silva, jefe de contabilidad del diario, conocido
como “el bufón,” incluso por su compañera sentimental. Nos acompañaba
otra pareja de conocidos, mejor, de
desconocidos, que no eran del “grupito”. Diego, vehemente como en tantas ocasiones, levantó la voz.
desconocidos, que no eran del “grupito”. Diego, vehemente como en tantas ocasiones, levantó la voz.
-¡Podíamos seguir la fiesta! Hoy es
un día especial para Yolanda y para nosotros -¡Celebramos la cena anual del “grupito”! Conozco un
restaurante a unos pocos km. de aquí, por la autopista, “nos plantamos” en un momento
Cogimos los coches.
Diego conducía el suyo, tenía bastantes años de carnet y era algo más que un simple “bebedor social”. Álvaro Lesmes, acababa de sacar el permiso, llevaba una“L” a su espalda y un coche recién estrenado.
Cogimos los coches.
Diego conducía el suyo, tenía bastantes años de carnet y era algo más que un simple “bebedor social”. Álvaro Lesmes, acababa de sacar el permiso, llevaba
Por ser la homenajeada, me dejaron escoger. La
inexperiencia de Álvaro era preferible al exceso de
alcohol de Diego. Sopesé las opciones, tan rápido como
exigía el momento. Entré en el coche de Álvaro.
Álvaro y yo, éramos muy buenos amigos desde
la Universidad. Habíamos coincidido en el diario
y teníamos enfoques similares del periodismo actual. Compartíamosproyectos y aspiraba, como
yo, a conseguir el Pulitzer
Era muy prudente y en este caso las circunstancias jugaban a
su favor. Conducía tras el coche de Diego, procurando “no perderlo, para
no perderse”, como le habíamos recomendado.
Una lluvia muy fina acharolaba el asfalto y las luces se sucedían
como fogonazos al otro lado de la mediana. Al despiste de Diego le acompañó un
frenazo prolongado que gemía como un violín desafinado y como respuesta, la
percusión, la del impacto del vehículo contra la caja del tráiler.
Automóvil y camión se habían transformado en un solo vehículo y los inesperados
acompañantes en meros despojos.
El vehículo de Álvaro siguió la misma trayectoria que el de Diego. Los efectos del embate descontrolado fueron menores por la distancia y la velocidad. Salí despedida, A Álvaro, le salvó el cinturón. Nos trasladaron en helicóptero a un hospital de referencia. Él, sin constantes vitales, y yo ingresé en la UCI, después de una intervención" a vida o muerte".
El vehículo de Álvaro siguió la misma trayectoria que el de Diego. Los efectos del embate descontrolado fueron menores por la distancia y la velocidad. Salí despedida, A Álvaro, le salvó el cinturón. Nos trasladaron en helicóptero a un hospital de referencia. Él, sin constantes vitales, y yo ingresé en la UCI, después de una intervención" a vida o muerte".
Mi estancia en la UCI -interminable- sirvió para relativizar los
problemas y cambiar el sentido de mi vida. Además del reposo encontraba el
placer en lo trivial, en las pequeñas cosas. Había cambiado mi objetivo, pero
no lo suficiente como para dejar de pensar en el Pulitzer. A partir
de ahora escribiría sin presiones. Lo único que me inquietaba, era la
alteración de la capacidad para imaginar, para sentir afectos y, sobre todo, la
pérdida de sensibilidad.
Como consecuencia del impacto contra el suelo, perdí la vista, que jamás recuperé y gané, un rostro desfigurado
Álvaro vino a visitarme, le sentía junto a mí. Yo ya no estaba en
la UCI, me habían trasladado a una gran sala junto a otros pacientes en el
mismo estado, a la espera de la intervención definitiva que dejaba una cicatriz en el pecho en forma de "Y" griega.
Pasó el efecto de la anestesia, la oscuridad era total. Álvaro
estaba junto a mí. En dos coches llegamos a mi nueva
residencia -la definitiva- totalmente adaptada a la ceguera. En aquella
mansión, el silencio acompañaba a la soledad; era el lugar idóneo para escribir.
En el jardín, un vigilante leía en” La Esfera” uno de los
artículos que se publicaba en colaboración con las autoridades de tránsito.
Relataba los hechos, con un mensaje, sin entrar en los detalles del accidente.
El titular.
ALCOHOL Y VELOCIDAD, UN COCTAIL MORTAL.
"El alcohol y el exceso de velocidad son una de las
causas principales en los accidentes mortales y las víctimas, los efectos, inexcusables".
Y el subtítulo
¿Cómo evitar los accidentes? y ¿Quiénes son las víctimas? , que desarrollaba el artículo.
Parecía escrito por mí.
DE NUEVO LA SANGRE TIÑE EL ASFALTO
La cantidad de sangre y el color del asfalto eran el núcleo
de la noticia.
"Ayer, pasada la media noche, en la autopista del Norte se
produjo una colisión múltiple con seis víctimas. Cuatro de ellas mortales, en
el mismo lugar del accidente.Los nombres eran; Diego Silva, su pareja y dos
pasajeros que viajaban con ellos. Del otro vehículo se rescataron otras
dos personas, con heridas muy graves; Álvaro Lesmes y una mujer,
hasta el momento sin identificar.En el fatal accidente, Álvaro Lesmes, con
parada cardiorespiratoria y múltiples órganos afectados, ingresó en el hospital. Yolanda Alcázar pudo ser identificada pese al impacto con la calzada.
Terminaba el artículo con un lacónico:
Terminaba el artículo con un lacónico:
“Diego, su acompañante y las otras dos víctimas fueron retirados del lugar,
judicialmente”.
Las otras dos, siguen en manos de los equipos médicos.
Las otras dos, siguen en manos de los equipos médicos.
Cualquier versión relataba los hechos. Yo prefería la que
comenzaba con la historia del "grupito”. Para mí, la mejor para optar al
Pulitzer.
El "grupito" desapareció. Solo quedaba la amistad entre los dos. Estábamos juntos en el cementerio y con el mismo epitafio.
“CANDIDATOS AL
PULITZER”
A la espera de la decisión de un jurado.
Javier Aragüés (Mayo 2015)
2 comentarios:
Ya en tu cuento anterior, el de la Reentrada, me pareció observar una mutación literaria, je, je. Tus párrafos se hacen más largos y a mí, personalmente, me gustan más que los anteriores, con apenas dos lineas por cada uno, dicho así en general. Supongo que los aspirantes al Pulitzer eran hispaonamericanos nacionalizados estadounidenses. Reconozco, en cualquier caso, que me cuesta mucho 'entrar' en historias en las que el narrador es un fiambre. Me pasa desde que vi hace muchos años la película de Billy Wilder "El crepúsculo de los dioses". Pero es problema mío, no del autor, por supuesto, que utiliza los métodos que mejor y más oportunos le parece, os parece.
Jaime, primero gracias por tu respueata, crítica y -mejor- acertado aguijón. Mi escaso conociento y pereza en documentarme me han llevado aconsiderar el Festival de Benidorm como un concurso literario. " Casi todo" Se puede rectificar y creo que lo he hecho.
La mutación literaria no es tal, sigo sin ser "el octavo pasajero"
Las advertencias de la profesora Susana Camps me llevan a prolongar y redondear lo relatos."Estoy en ello". En el caso ede REENTRADA -relato policial sin sangre- Y en este, Relato de Ciencia fición SOFT, al estilo de Ray Bradbury, no hay robots, ni viajes en el tiempo, ni progresos técnicos.
Los problemas tuyos son míos. Te debo una contestación atu blog. Hablamos
Publicar un comentario