viernes, 16 de octubre de 2020

CUANDO LA VIDA TE REGALA TRAZOS




Jordi Plana y Javier Aragüés

 





Un cielo apretado de grises y plomos reventaba esa tarde de otoño en el Empordá, que no necesitaba brisa para respirar mar. El final de una cuesta discreta se remataba con una casa entrañable que cobijaba lo más preciado y desconocido, la esencia de lo humano. A la entrada estaban los dos, Jordi y Adela,  pareja y protagonistas de una vida compartida.   En el interior, una acogida  razonable y sin  aspavientos  permitía acercarme, como si nos conociéramos desde siempre. Estar frente a  Jordi Plana era encontrarse con lo humano, escucharle y paladear  la sinceridad. La mirada cansada no impedía que  buscara lo mejor de ti. Desde la ventana de su despacho lleno de vida y dibujos, tapizado de un ambiente  marrón cálido —preludio del frío—, Jordi sostenía la sonrisa y te hacía cómplice.











Él, además de enseñar a vivir con dignidad,  aprendía como despedirse de lo más querido para los hombres, el amor a la vida. Nada le hacía turbarse, ni siquiera conocer  lo irremediable. Desde la quietud, perfilaba el silencio y en los trazos sombreaba el humanismo que no le abandonaba. En sus dibujos,  bastaba detenerse en las insinuaciones implícitas y descarnadas de maldad. Rotulaba verdad y encontraba el amor que la mayoría de los seres humanos escondían o disimulaban y que en sus dedos cobraba vida.





 

El Jordi de los pájaros, del mar, el de las casas en el bosque, el de las tertulias de amigos y el de los insectos agraciados e imprevistos; el de la ciudad sin salida, el de las flores rotas por el color  del deseo, el de las plantas relajantes, el que tendía puentes a la vida, el de las mujeres con los labios de un rojo preciso, el de los niños tristes y hombres melancólicos.

En sus trazos hay tantos "Jordis" como sentimientos y afectos podemos encontrar en los seres humanos. Pero solo él, con sus dibujos, es capaz de humedecer nuestros ojos y conmovernos al respirar su  amistad.

Gracias  Jordi por tus trazos de vida.


Javier Aragüés (octubre de 2020)


1 comentario:

Quim dijo...

Que buena pluma Xavier !